domingo, 24 de agosto de 2014

Escapada a Estocolmo



De vez en cuando me escapó a Estocolmo, una de mis ciudades europeas preferidas. Me gusta Estocolmo desde mis años de estudiante, cuando fui allí a trabajar en lo que fuera para reunir dinero para pasar el invierno. Trabajé de lavaplatos en varios hoteles y envasando pepinillos compulsivamente en una granja próxima a la capital sueca. 
Tengo buenos recuerdos de aquel tiempo: luz del norte, amores de verano, amigos reunidos sobre la marcha, viajes en autostop… Será por eso que cada vez que viajo a Estocolmo me siento como en casa. Ahora ha vuelto a suceder: Estocolmo es de esas ciudades en las que no necesito mapas, por la que puedo vagar horas y horas sin miedo a perderme. 
De entre las novedades de este nuevo viaje a Estocolmo detecto el aumento del turismo y la fiebre del ABBA Museum. Se inauguró hace poco más de un año y ya se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la capital sueca. Canciones como Mamma Mia!, Dancing Queen, Chiquitita, Waterloo, Fernando y muchas otras siguen teniendo gancho… Aunque yo prefiero mi Estocolmo de siempre, el de Gamla Stan, Sergels Torg, Sturegatan, el teatro Dramaten, los parques, el mar y el barrio bohemio de Södermalm.


domingo, 17 de agosto de 2014

Las mil islas de Tailandia



Hay muchas islas en Tailandia, casi tantas como puedas imaginar. Las hay de muy masificadas, pero con buenas playas, como Phuket; las hay muy seguidas, como Ko Samui, Ko Phangang y Ko Tao, que parecen vivir una gradación hacia el minimalismo; las hay poco frecuentadas, como las de Similan, y las hay de míticas, como la de Krabi y Phi Phi, que alcanzaron la gloria gracias a la película La playa. Cerca de la frontera con Camboya hay también unas cuantas islas que merece la pena visitar, como Ko Chang, nombre que significa la Isla del Elefante.
Ko Chang es la isla más grande de Tailandia después de las de Phuket y Ko Samui. Se caracteriza porque en ella domina una naturaleza exuberante y porque forma parte de un archipiélago de 52 islas, buena parte de las cuales están deshabitadas. Es un placer navegar por ellas e ir descubriendo playas desiertas y maravillosas, así como bucear en sus aguas para descubrir sus fondos de coral. 
 Al atardecer, el interés de Ko Chang se localiza en el puerto de pescadores de Bang Bao o en las playas de White Sand o Lonely Beach, donde los bares junto al mar tientan al viajero para admirar el cielo estrellado. Una cena en Khlong Prao Beach es un buen prólogo para profundizar en el conocimiento de una isla en la que el crespúsculo y las luciérnagas llenan la noche de encantadoras luces.Es, sin duda, un buen lugar para despedirse de Tailandia... hasta el próximo viaje.



jueves, 7 de agosto de 2014

Bares de Bangkok



Los bares, en Bangkok, siempre ofrecen un plus, empezando por los tugurios más cutres de Patpong, siguiendo por los baretos de Sukhumvit y escalando hasta los selectos locales instalados en lo alto de los rascacielos, como el Sirocco, el Breeze o el Above Eleven. En este último, además de unas vistas que quitan el hipo, sirven una comida peruano-japonesa firmada por un discípulo del gran Gastón Acurio. Ver cómo se pone el sol desde la terraza del piso 33 es un placer de dioses.
Para los que prefieran algo más terrenal, el Charlie’s Bar, en una esquina de Soi 11, es toda una institución. Está allí desde 1982 y ya se ha convertido en un clásico. Tiene una barra recargada hasta el exceso, unas pocas mesas al aire libre y cerveza barata. La fórmula es sencilla, pero irrepetible. No hay nada como el Charlie’s Bar.
 En la misma calle, viejas camionetas Volkswagen, modelo California, ofrecen una alternativa más lúdica, reconvertidas en bares de luces suaves y buenos cócteles, abiertos hasta la madrugada. Para los más in, sin embargo, se impone el Maggie Choo’s, un local a la última inspirado en el Shanghai de los años treinta. Y es que no puede negarse que en Bangkok hay de todo…


viernes, 1 de agosto de 2014

Bangkok, la ciudad que siempre sorprende



Bangkok es una de las ciudades más vibrantes de Asia, por sus numerosos barrios, por sus muchos templos, por el ancho río, por sus canales, por su shopping sin fronteras y por su agitada vida nocturna. Bangkok, con más de siete millones de habitantes, es una ciudad que no deja indiferente ni a los mochileros que van a Khao San Road, ni a los que frecuentan los hoteles de lujo de la zona del Hotel Oriental ni a los que apuestan por el exotismo más exótico y se instalan en el barrio chino.
Unos días en Bangkok siempre valen la pena, y casi siempre se hacen cortos. Porque en Bangkok hay de todo. La visita a los distintos templos, al palacio y a las infinitas tiendas se alternan con los paseos en autobús fluvial o con los alocados viajes en tuk tuk. En cualquier rincón salta la sorpresa, como sucede por ejemplo cuando descubres el impresionante Buda sentado de la isla de Ko Kret. 
Lo mejor de Bangkok, “la ciudad de los ángeles”, es que siempre te sorprende. He viajado allí siete veces, y siempre he descubierto algo nuevo. Es lo que sucede con las ciudades vibrantes en las que siempre hay un barrio que nunca duerme. U es precisamente por eso que pienso regresar pronto a Bangkok.