jueves, 22 de septiembre de 2016

Las cuevas de Mogao, en la Ruta de la Seda

El lugar, un acantilado junto a un oasis por el que discurre un ancho río, con el desierto a sus espaldas, es impresionante. También las cuevas llenas de pinturas y esculturas budistas. La oleada de gente que las visita es incesante y a veces incómoda, pero merece la pena viajar hasta allí, cerca de la ciudad china de Dunhuang. Son más de setecientas cuevas a distintos niveles que durante siglos permanecieron olvidadas por la historia y que jugaron un papel importante en la Ruta de la Seda.
Fue a finales del siglo XIX cuando las cuevas fueron redescubiertas por exploradores como Nikolai Prezwalski, Aurel Stein, Le Coq, Paul Pelliot, etcétera. Descubrieron una joya olvidada desde que el budismo llegó a la China a través de la Ruta de la Seda. Allí rezaban los peregrinos antes de emprender el viaje, y de allí se llevó muchos manuscritos y pinturas Aurel Stein con destino al British Museum.
Hoy las cuevas están "urbanizadas" y sometidas a un constante acoso turístico, sobre todo por parte del turismo interno de China, pero en cualquiera de ellas es posible admirar destellos de la mucha belleza que atesoraron y que todavía hoy sigue asombrando al mundo. Una maravilla.


martes, 20 de septiembre de 2016

Las dunas de Dunhuang, en China

Hay muchas Chinas y casi todas merecen ser visitadas. En la provincia de Gansu, la ciudad de Dunhuang atrae a los turistas sobre todo por las maravillosas cuevas de Mogao, con pinturas budistas asociadas a los grandes exploradores Aurel Stein, Sven Hedin, Lecoq, etcétera. Muy cerca de la ciudad, sin embargo, hay otra atracción que atrae a millones de chinos: las dunas de Mingsha Shan, las dunas que cantan. Allí puede comprobarse que no se entiende la etiqueta "turismo de masas" hasta que ves desembarcar a los chinos.
Ver como toman las dunas al asalto es un espectáculo increíble, hasta cierto punto descorazonador. "De todos modos, estás de suerte", me comentó un amigo chino, "tienes suerte de no haber venido en temporada alta. Entonces casi no puedes ver la arena por la mucha gente que la invade". Sea como sea, la visión del cercano templo de la Media Luna, junto a un lago que logra sobrevivir en el desierto, logra enlazar con la Gran Belleza.
Vuelve la paz junto a este tiempo increíble, vuelve la sensación de que merece la pena iniciar un viaje por la Ruta de la Seda por la agradable ciudad de Dunhuang.