Una de las lecturas que más me fascinaban de niño era "La expedición
de
la Kon-Tiki", del noruego Thor Heyerdhal. En aquel libro publicado aquí
por la editorial Juventud había dosis a espuertas de aventura y de
sueños realizados a pesar de las muchas dificultades. La pasada semana
viajé a Oslo y visité el Museo de la Kon-Tiki, donde se expone la balsa
original, además de otros muchos objetos que ilustran la vida aventurera
de Heyerdhal (1914-2002). No hace falta decir que, mientras recorría
los ámbitos en penumbra del museo, volví a revivir aquellos sueños
lejanos.
De regreso a Barcelona, curioseando en una librería Re-Read, me encontré con un ejemplar del libro, con las famosas cubiertas amarillas de Juventud, y no pude resistirme a comprarlo.
Mientras lo hacía, tuve la sensación de que se estaba cerrando un círculo que empezaba con mis lecturas de infancia, seguía con mis sueños viajeros de adolescencia y se cerraba con los muchos viajes a lugares lejanos en los que he recordado el libro de Heyerdhal. El último fue precisamente a Oslo, donde pude admirar la Kon-Tiki original.