lunes, 27 de enero de 2014

Zorba estuvo aquí



Una de las playas más bellas de Creta es la que aparece en la película Zorba el Griego (1964), de Michel Cacoyannis. Se encuentra cerca de La Canea, una hermosa ciudad de rastro veneciano, y se llama oficialmente playa de Stavros, pero desde que en los años sesenta se filmara allí la película, todos la conocen como la playa de Zorba. El agua es cristalina, la arena dorada y el círculo que dibuja casi perfecto. Al fondo pueden verse las montañas en las que Zorba buscaba hacerse rico por medio de una mina.
Zorba es un personaje único: aventurero, vitalista, excesivo, hedonista, vibrante. El novelista cretense Nikos Kazanzakis (1883-1957) lo creó partiendo de un personaje real, Giorgos Zorbas, al que conoció durante una peregrinación al Monte Athos. “Zorbas me enseñó a amar la vida y a no temer a la muerte”, escribió. Y cuando le preguntaron qué personajes le habían influido, citó a Homero, Bergson, Nietzsche… y Zorbas. El personaje, interpretado por Anthony Quinn, es tan encantador que en la playa hay hoy un restaurante que le recuerda. 
Fue en esta playa donde Anthony Quinn bailó su famoso sirtaki. Unos días antes del rodaje se había lesionado en el tobillo y no podía ser fiel al baile tradicional. Lo que hizo fue improvisar un baile tranquilo, mediterráneo, que con el tiempo ha quedado como si fuera el más auténtico de los sirtakis. Son, en fin, las cosas del cine…

lunes, 20 de enero de 2014

Matala Beach, una playa con ecos hippies



Matala Beach fue, en los años sesenta y setenta, una playa idolatrada por los hippies, un lugar que se ganó por méritos propios, como Ibiza y Formentera, el derecho a figurar en el mapa alternativo de Europa. Fueron muchos los hippies que se dirigieron a Creta sólo para ir a Matala Beach, una playa rodeada de cuevas que en los siglos I y II fueron utilizadas como tumbas. Los hippies vivían en ellas y disfrutaban bañándose desnudos en unas aguas que, según la mitología, habían acogido al mismísimo Zeus.
Cuando Zeus, disfrazado de toro blanco, raptó a la princesa Europa en algún lugar de Fenicia, llegó a Creta por esta playa. Allí se transformó en un águila y se la llevó a las montañas, donde hicieron el amor. El nombre de Europa, por tanto, está ligado de algún modo con Matala Beach. La historia reciente, sin embargo, nos habla de los hippies que allí vivieron. Los militares y la iglesia acabaron expulsándolos, pero aún queda alguna pintada que recuerda que aquella playa fue un paraíso alternativo. 
La cantante canadiense Joni Mitchell figura entre los famosos que acudieron a Matala en los años de peregrinación hippy. Nos dejó una canción como recuerdo, Carey. Es de 1971 y dice entre otras cosas: “La noche es una cúpula estrellada y están tocando este rock and roll rasgado bajo la luna de Matala…”.

lunes, 13 de enero de 2014

La poderosa Creta del palacio de Cnosos



A pesar de los excesos restauradores de Arthur Evans, que descubrió las ruinas del palacio minoico en el año 1900, merece la pena ir a Cnosos. Aquí puede evocarse la época lejana en que Dédalo diseñó para el rey Minos un laberinto en el que reinaba el terror del Minotauro, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano al que sólo pudo vencer Teseo con la ayuda de Ariadna, hija del rey. Evans excavó en Cnosos hasta 1941, pero fue una lástima que prefiriera el romanticismo reinterpretador a la restauración respetuosa.
 En el Museu Arqueológico de Heraclión pueden admirarse los frescos maravillosos del palacio, pero es en la vecina Festos donde uno se hace idea del gran poder de aquellos reyes. Quizás porque el palacio de Cnosos no tiene murallas y se encuentra en un llano. El de Festos, en cambio, disfruta de una posición encumbrada desde la que domina el paisaje impresionante de Creta, ordenado desde hace siglos por los humanos.
La sensación que transmite Cnosos es que sus ruinas tienen poco que ver con la Grecia clásica que conocemos. Y es que, de hecho, estamos ante una civilización anterior. Impresiona, sin embargo, pensar que en Creta empieza, en cierto modo, la historia de la Grecia antigua.

miércoles, 8 de enero de 2014

La bellísima Creta de El Greco



Recuerdo que, en un viaje por Creta en el año 2006, fui a parar, sin proponérmelo, al pueblo de Fodele, que se enorgullece de ser la cuna de El Greco. Bueno, hay quien dice que en realidad nació en Candía (la actual Heraclión), pero es mejor no decírselo a los habitantes de Fodele, orgullosos del pequeño museo dedicado al artista. En cualquier caso, el pintor se marchó de Creta a los 26 años, vivió diez años en Italia (en Venecia y en Roma) y en 1577, a los 36 años, se estableció en Toledo, donde residió el resto de su vida. La belleza de Creta, sin embargo, le marcó para siempre.
Dado que El Greco falleció en Toledo hace cuatrocientos años, en 1614, estoy seguro que en este 2014 tendremos buenas dosis de este artista del Renacimiento. Es lo que tienen los aniversarios redondos, que sirven para llenar muchas páginas de periódicos y muchas horas de televisión. El arte de El Greco se asocia con Toledo, pero resulta interesante sumergirse en la Creta que vio crecer al pintor. Allí, a partir de los iconos representativos de la iglesia ortodoxa, y de la cegadora luz mediterránea, uno se hace a la idea de donde surgieron las figuras y los colores de El Greco. 
Más que el museo, con reproducciones de cuadros del artista, me gustó en Fodele la iglesia de Todos los Santos que hay enfrente. Es del siglo X y está enmarcada en un valle de fertilidad garantizada. El pequeño río, los olivos, los naranjos, los algarrobos… le dan a Fodele un inequívoco sabor mediterráneo, en una isla bellísima, la de Creta, en la que mar y montaña están siempre presentes.