Dice la teoría del caos que si
una mariposa mueve las alas en Europa puede provocar un tornado en las antípodas.
La traducción a nivel cotidiano podría ser que si este año no hay setas en
Cataluña habrá que ir a buscarlas a otro país. A Kazajstán, por ejemplo. Pilla
lejos, en Asia Central, pero de paso puedes conocer un país con maravillas como
las Tien Shan (Montañas Celestiales), que acogen el misterioso lago del Abedul.
Niebla, abetos, montaña, lluvia e
incluso nieve. No puede decirse que las condiciones fueran óptimas para un
paseo por Kazajstán, pero ya se sabe que, en los viajes, las malas
condiciones son a veces grandes oportunidades. Este tiempo aciago fue, al fin y
al cabo, la causa de que pudiéramos admirar los colores otoñales del bosque y
llegar al lago con la mejor luz posible; y que, de paso, pudiéramos coger unas
sabrosas setas y comérnoslas junto al lago. Para beber, vodka, que por algo estamos en Kazajstán.
Román, un conductor veterano de
unas cuantas guerras, hombre de gesto adusto y conducta enérgica, fue quien
cogió más setas, entre ellas unas muy parecidas al rovelló (níscalo). Fue una gozada comerlas con los amigos Fernando
Sánchez-Heredero, José Luis Angulo y Paco Nadal. Cuando en un viaje llegan
sorpresas como ésta, sabes que empiezas con buen pie.
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