sábado, 24 de octubre de 2015

Comiendo setas en Kazajstán



Dice la teoría del caos que si una mariposa mueve las alas en Europa puede provocar un tornado en las antípodas. La traducción a nivel cotidiano podría ser que si este año no hay setas en Cataluña habrá que ir a buscarlas a otro país. A Kazajstán, por ejemplo. Pilla lejos, en Asia Central, pero de paso puedes conocer un país con maravillas como las Tien Shan (Montañas Celestiales), que acogen el misterioso lago del Abedul.
Niebla, abetos, montaña, lluvia e incluso nieve. No puede decirse que las condiciones fueran óptimas para un paseo por Kazajstán, pero ya se sabe que, en los viajes, las malas condiciones son a veces grandes oportunidades. Este tiempo aciago fue, al fin y al cabo, la causa de que pudiéramos admirar los colores otoñales del bosque y llegar al lago con la mejor luz posible; y que, de paso, pudiéramos coger unas sabrosas setas y comérnoslas junto al lago. Para beber, vodka, que por algo estamos en Kazajstán.
Román, un conductor veterano de unas cuantas guerras, hombre de gesto adusto y conducta enérgica, fue quien cogió más setas, entre ellas unas muy parecidas al rovelló (níscalo). Fue una gozada comerlas con los amigos Fernando Sánchez-Heredero, José Luis Angulo y Paco Nadal. Cuando en un viaje llegan sorpresas como ésta, sabes que empiezas con buen pie.

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