miércoles, 19 de diciembre de 2012

Monasterios y fortalezas búlgaros

Los monasterios ortodoxos tienen siempre un valor añadido. Quizás porque su distribución es distinta de la de los católicos, a los que estamos más acostumbrados, o quizás por la influencia de Oriente. Mis preferidos son los que están rodeados de altas murallas que los aislan del mundo exterior. En el monasterio de Bachkovo, en Bulgaria, el patio interior y la iglesia central son bellísimos, pero unos monjes huraños hasta el exceso se empeñan en que nadie haga ni una sola foto.
Es una lástima que en Bachkovo, cerca de Asenovgrad, no se puedan hacer fotos, pero así es la vida, por lo menos tal como la entienden los monjes del aguerrido comando antifotográfico. En cualquier caso, queda en la memoria la emoción de un monasterio del siglo XI que, a pesar del saqueo de los turcos, ha llegado hasta nuestros días. Unos kilómetros más allá, el nido de águilas de la fortaleza de Asen, justo en el punto donde empiezan las montañas Rhodope, da una idea de cómo debía ser la Edad Media en este lugar remoto.
Y el viaje continúa.

 

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