Los chinos no se
andan con rodeos: si un lugar merece el nombre de Garganta del Salto del Tigre
hay que poner la estatua de un tigre en algún lugar. Hay una, por tanto, a la
entrada de la gran atracción de la provincia de Yunnan, calificada AAAA según
el criterio oficial. Aunque le falte una A para alcanzar la perfección
turística, cada año acuden a esta impresionante garganta millones de turistas.
A lo largo de
quince kilómetros, el río Yangtsé se abre paso entre dos altos acantilados, con
picos de más de cinco mil metros en la cercanía. El agua truena y bulle,
amenazante, mientras los chinos se hacen fotos con posturas de foto. Cuenta la
leyenda que un tigre logró huir de un cazador saltando el río por su parte más
estrecha. De ahí el nombre y de ahí la estatua del tigre que hay en lo más
alto, y la que hay en la orilla.
En medio,
turistas y más turistas, sobre todo chinos, que bajan y suben las empinadas escaleras. El lugar
impresiona, y también la gran Montaña del Dragón de Jade que domina esta parte
de China. La grandeza del paisaje de Yunnan se diploma en esta garganta
apadrinada por un tigre saltarín.
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