Los fumadores lo tienen mal en
Tokio. En algunos distritos céntricos, como el de Chiyoda, está prohibido fumar
en la calle desde el año 2002. De hacerlo, uno se arriesga a una multa de
20.000 yens (unos 165 euros). Y no puede alegarse desconocimiento, ya que hay carteles que recuerdan a menudo la prohibición.
Sorprende la cifra que indica que
uno de cada cuatro japoneses fuma. ¿Dónde lo hace? Pues probablemente en casa,
ya que ni en la calle ni en las estaciones ni en las oficinas está permitido. En
algunas tabernas, sin embargo, sí, y en algunos barrios, como en Shibuya o en
Shinjuku, puede verse el espectáculo de fumadores reunidos en una especie de jaulas designadas para ellos, generalmente insuficientes e incómodas.
No es de extrañar que, visto el
panorama, una empresa japonesa decidiera el pasado año instalar una serie de
locales para fumadores en el centro de Tokio. Los bautizó como ippuku (“calada”) y están equipados con
sillas, aire acondicionado, máquinas de vending y un extractor.
La entrada cuesta 50 yens (0,40 euros). Teniendo en cuenta lo adelantado que
va Japón, no sería de extrañar que pronto viéramos ippukus por aquí.
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