viernes, 13 de junio de 2014

De "trekking" por la isla de Mykines



De las dieciocho islas que componen el archipiélago de las Feroe, Mykines tiene fama de ser la más bonita. Y con razón. Sólo tiene diez kilómetros cuadrados y un único pueblo en el que viven catorce habitantes, pero la naturaleza es su fuerte. Por algo Mykines es el paraíso de los ornitólogos. Llegamos en barco desde el pueblo de Sorvagur, en una travesía de cuarenta minutos. Mientras permanecemos en el fiordo, el mar está tranquilo, pero una vez fuera las olas empiezan a mostrar su poderío.
El puerto es casi la única infraestructura de la isla. Está en un lugar resguardado, pero para llegar al pueblo hay que subir unas escaleras empinadas que indican que la vida aquí no es fácil. En los últimos años, los nacidos en Mykines han emigrado a otras islas; en el pequeño pueblo quedan unas cuantas casas y un par de albergues para montañeros. 
El camino hasta el faro es ruta obligada en Mykines. Como en muchos otros casos, lo importante no es llegar, si no disfrutar de las bellas vistas y de los acantilados llenos de aves chillonas, entre las que destacan los frailecillos. Unos cuantos corderos, focas que descansan en los islotes y miles y miles de aves permiten gozar de esta isla única. El regreso, en helicóptero, permite disfrutar de la visión aérea de esta pequeña gran isla.

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