jueves, 3 de julio de 2014

Regreso a Angkor



Había estado en Angkor, la antigua capital del imperio jemer, hace diez años. Recuerdo que llovía y que no había demasiada gente en este recinto con incontables templos dispersos en la jungla. Yo había alquilado un tuk-tuk y me dedicaba a ir de templo en templo sin salir de mi asombro. Hoy, sin embargo, hace sol y Angkor está lleno de turistas. Se hace incluso difícil avanzar, pero templos como el de Ta Prom, con unas raíces gigantes que parecen monstruos abisales dispuestos a engullirlo, consiguen cautivarme de nuevo.
El hecho de que por estos parajes se moviera Angelina Jolie, en Tomb’s Raider, ha hecho que Ta Prom se convierta en el templo más deseado. Todos quieren hacerse fotos en plan Angelina, con las raíces destructoras como fondo, todos quieren ser un superhéroe en Angkor. 
La entrada a través del templo de Bayon ya avisa que Angkor es un monumento diferente. Las más de cien caras sonrientes grabadas en la piedra advierten que este lugar es único en el mundo. Los otros muchos templos son también una maravilla, sobre todo el gran templo de Angkor Wat. Angkor no se acaba nunca, no cansa nunca… Me descubro, al salir del recinto, pensando cuando regresaré a Angkor. Acabo de salir y ya echo de menos tanta belleza.


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