Bangkok es una
de las ciudades más vibrantes de Asia, por sus numerosos barrios, por sus
muchos templos, por el ancho río, por sus canales, por su shopping sin fronteras y por su agitada vida
nocturna. Bangkok, con más de siete millones de habitantes, es una ciudad que no
deja indiferente ni a los mochileros que van a Khao San Road, ni a los que
frecuentan los hoteles de lujo de la zona del Hotel Oriental ni a los que
apuestan por el exotismo más exótico y se instalan en el barrio chino.
Unos días en
Bangkok siempre valen la pena, y casi siempre se hacen cortos. Porque en
Bangkok hay de todo. La visita a los distintos templos, al palacio y a las
infinitas tiendas se alternan con los paseos en autobús fluvial o con los
alocados viajes en tuk tuk. En cualquier rincón salta la sorpresa, como sucede
por ejemplo cuando descubres el impresionante Buda sentado de la isla de Ko
Kret.
Lo mejor de
Bangkok, “la ciudad de los ángeles”, es que siempre te sorprende. He viajado allí
siete veces, y siempre he descubierto algo nuevo. Es lo que sucede con las
ciudades vibrantes en las que siempre hay un barrio que nunca duerme. U es precisamente por
eso que pienso regresar pronto a Bangkok.
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