Hay dos cosas en
las que la provincia china de Yunnan roza la excelencia: el te y la caligrafía.
El mejor te es el de pu’er, de color negro y fermentado. Suele venderse
compactado en grandes discos que se acumulan en tiendas tan selectas que a
veces se confunden con joyerías.
En cuanto a la
caligrafía, es un hecho que ser calígrafo en China es gozar de un estatus muy
especial. No se trata sólo de escribir, si no de trazar los caracteres con
arte. Cuando ves un maestro en acción, como es el caso de He Wenhua, compruebas
que de la escritura a lo sublime hay un trecho muy corto.
He Wenhua,
nacido en 1934 y distinguido con muchos honores, mueve el pincel mojado en
tinta negra con una agilidad de genio de la pintura. En unos minutos puede hacer
un gran cartel en el que, diga lo que diga, la poesía salta a la vista. Sólo
por ver cómo escribe merece la pena haber ido a Jianshui.
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