martes, 5 de enero de 2016

Monasterios, altares, budas y fiestas

En Chiang Mai abundan los monasterios. Basta que des una vuelta a la manzana para que te tropieces con un par, como mínimo. En cada casa, además, hay un altar dedicado a los dioses que cuenta con comida, bebida, flores y otras ofrendas. La religión está por todas partes, pero no agobia. La prueba está en estos simpáticos monjes de plástico, equipados con elegantes gafas, que piden limosna con una sonrisa.
De todos modos, si uno prefiere pasar de los templos, en Chiang Mai no es problema. La vida está en la calle, en todas partes y a todas horas. Si ese día no hay fiesta, pues se inventan una, que la vida está para darse unas alegrías. Para el cumpleaños del Rey de Tailandia me di de bruces con un animado desfile del que forma parte esta bella carroza.
Y así sigue la vida en Chiang Mai, entre templos, altares, budas, desfiles y una alegría contagiosa. La prisa y el estrés, por cierto, están mal vistos en estas latitudes.



 

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