viernes, 29 de enero de 2016

A Sukhothai le sientan bien las ruinas



Empieza una road movie a la tailandesa: de Chiang Mai hasta Ayutthaya, con parada en Sukhothai. La primera etapa, de 220 kilómetros, nos lleva a Sukhothai por buenas carreteras rodeadas del esplendor verde del sudeste asiático. Una vez allí, descubro que a la que fue capital del imperio hace ochocientos años le sientan bien las ruinas.
El Parque Histórico de Sukhothai, a unos doce kilómetros de la ciudad del mismo nombre, cuenta con once templos que son ideales para visitar en bicicleta. La entrada cuesta 100 bahts, más 10 de la bici. Los muros de ladrillos mal encajados, las columnas que ya no sostienen nada y las numerosas estatuas de Buda que se reflejan en los estanques recuerdan la gloria perdida. 
Fuera de este recinto, el poco frecuentado templo de Wat Chang Lom muestra un discreto encanto difícil de superar. Las 36 cabezas de elefante esculpidas en la base le dan un aire original que se refuerza al atardecer, cuando la luz se vuelve más cálida. Se está bien en Sukhothai, la antigua capital.

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