Ua Pou seduce, antes que nada, por el nombre, que significa Dos Columnas. Bueno, el que la bautizó se quedó corto, ya que son cuatro las grandes columnas basálticas, de más de mil metros de altura, que dominan el corazón de la isla, contagiándola de un aire misterioso, en especial cuando parecen jugar con las nubes. Situada a unos 50 kilómetros al sur de Huku Hiva, Ua Pou atre por la naturaleza abrupta y una población que valora y practica las danzas tradicionales de la Polinesia.
A Ua Pou se puede llegar en barco, en un par de horas, desde Nuku Hiva, pero hay quien prefiere llegar en avión. El problema, en esta última opción, es que hay que aterrizar en la pista estrecha y en pendiente del único aeropuerto de la isla. Los vuelos que aterrizan lo hacen siempre desde el mar, confiando en que la pendiente les ayudará a frenar. Los que despegan, lo hacen hacia el mar, sea cual sea el viento dominante.
La emoción, como puede verse, empieza en el mismo aeropuerto de Ua Pou, pero hay muchas más emociones que esperan al viajero en esta isla singular, ideal para las excursiones tierra adentro, en busca de una belleza no catalogada y, probablemente, de uno mismo.
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