Estoy leyendo un libro de viajes publicado por primera vez en 1927, De España al Japón de Luis de Oteyza (Ediciones del Viento). El autor, madrileño de nacimiento, declara en el prólogo que, harto de la dictadura del general Primo de Rivera, prefiere largarse en barco a la otra punta del mundo. Se embarca en Barcelona y con mucho humor va contando sus peripecias. Me llama la atención cuando comenta que a bordo hay una señorita con una cámara de fotos, "la señorita del Kodak". Escribe: "Esta señorita tiene un Kodak; ha tomado en serio lo de que vacaciones sin él son vacaciones perdidas y no pierde éstas que estamos pasando. ¡Como hay Dios que no las pierde! Los rollos que lleva gastados la criatura... Extendidos y empalmados nos pondrían en contacto con Barcelona, y eso que estamos ya a mil cuatrocientas millas de este puerto. Nos enfoca a todos y en todas las posturas. Comiendo, paseando, rascándonos el cogote... Un verdadero horror".
Pues si Oteyza consideraba "un verdadero horror" que en el barco hubiera "una señorita con un Kodak", ¿qué diría ahora, cuando todo el mundo va armado con una o más cámaras y ametralla sin compasión a sus compañeros de viaje? A mi me sucedió, por ejemplo, en un crucero a las islas Svalbard, donde los pasajeros estaban más pendientes de fotografiarse entre ellos que de disfrutar del paisaje. Antes se caricaturizaba así a los japoneses, pero desde lo digital que la guerra fotográfica es de todos contra todos. Otra cosa que me llama la atención del libro de Oteyza es el asco con que contempla una comida china en Hong Kong, que en mi recuerdo suele ser de lo más apetitoso.
Escribe Oteyza: "La sopa de nido de golondrina es una baba repugnante, y el guisado de aleta de tiburón, un bodrio nauseabundo, y el frito de ostas y mejillones, dos marranadas juntas". Lo mejor para él son los palillos, ya que, como no los domina, observa que le permiten no tener que comer nada. Enfín, que entre lo de "la señorita del Kodak" y la repugnancia por la comida china tenemos que admitir que el mundo ha evolucionado muy mucho. Y que los viajes de hoy son otra cosa.
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