Lo que me gusta
de Creta es que es una isla de mar y montaña. A diferencia de las otras islas
griegas, en Creta hay picos de más de dos mil metros, como el Monte Ida, de
2.460. Si le añadimos los más de mil kilómetros de costa, la oferta es
inmejorable. En un coche alquilado puedes pasar de un lado al otro de la isla
sin problemas, aunque si lo prefieres puedes perderte por las maravillosas
Montañas Blancas.
La montaña, en
Creta, siempre es atractiva. Lo es aventurarse por el torrente de Samaria o por
los alrededores del monte Ida, donde el escritor británico Patrick Leigh Fermor
protagonizó una hazaña durante la Segunda
Guerra Mundial. En 1944 se lanzó en paracaídas sobre la Creta ocupada por los
alemanes, entró en contacto con la guerrilla y formó un comando que consiguió
secuestrar cerca de Cnosos al general alemán Heinrich Kreipe. Siguió después
una osada fuga a través de las montañas hasta conseguir llegar al otro lado de
la isla, donde embarcaron hacia Egipto.
La proeza del
británico tiene su momento más emotivo cuando el general empezó a recitar en
latín, cerca de la cueva donde dicen que creció Zeus, una oda de Horacio, y
Leigh Fermor la terminó en el mismo idioma. Eran otros tiempos, unos años en
que tanto los generales como los espías conocían a fondo la cultura clásica.
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