Cuando el Fram se acerca, entre los icebergs y la costa helada, a Elephant’s Island crece
la expectación entre los pasajeros que se aglomeran en cubierta a pesar del
frío. No en vano esta isla acogió a los hombres de Shackleton en una de las
expediciones más famosas de la Antártida. En
enero de 1915, su barco, el Endurance,
había quedado atrapado por el hielo en el mar de Weddell, y a partir de aquí
los 28 expedicionarios protagonizaron una épica aventura que se prolongó
durante casi dos años. Cuando el barco se hundió, por culpa de la presión del hielo, prosiguieron
a pie y en barca, mal equipados y desafiando el hielo y el frío extremo, hasta
llegar a Elephant’s Island, justo donde estamos ahora.
Emociona pensar
que fue justo en esta isla inhóspita donde los expedicionarios volvieron a
pisar tierra firme después de 497 días de peregrinación. La isla, montañosa y cubierta de hielo, no es
un lugar agradable, pero en un pequeño saliente rocoso montaron los hombres del
Shackleton un campamento, con las barcas invertidas a modo de cabaña, en el que
resistieron cuatro meses, comiendo carne de foca y de pingüino.
Shackleton,
junto con otros cinco hombres, se embarcó en un pequeño bote, el 24 de abril de
1916, para ir a buscar ayuda a más de 500 kilómetros de allí, a las islas Georgias
del Sur. Consiguió llegar, a pesar del mar hostil, y regresó con dos barcos que rescataron con vida a todos los
expedicionarios. Aquel día se terminó de escribir una de las aventuras más
emocionantes del continente blanco. Por esto me emociona hasta el límite
estar aquí, me emociona estar en Elephant’s Island.
Sin duda una de las historias más sobresalientes de superación y resistencia jamás contada.
ResponderEliminarAfortunado tú por haber estado allí ;)
Me siento afortunado, sí. Viajar a la Antártida es absolutamente diferente a cualquier otro viaje, y aún más si te cruzas con el rastro épico de Shackleton. Es viajar al límite del mundo, al límite de la emoción.
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