lunes, 10 de junio de 2013

Malé, una isla con el cartel de completo

La capital de las Maldivas, Malé, es una isla que, vista desde el cielo, da la impresión de que debería de colgar el cartel de completo. En contraste con los muchos espacios vacíos de este país de 1.200 islas, Malé se ve saturada de edificios de varios pisos; han construido tanto que se diría que en cualquier momento el exceso de peso va acabar por hundir la capital de las Maldivas. En 1987 vivian 20.000 personas en Malé; ahora ya son más de cien mil.
Cuando ves la isla del Malé desde el aire te llevas las manos a la cabeza, y cuando desembarcas en ella, procedente de alguna isla paradisíaca, sigues sin bajar las manos. En Malé hay demasiados edificios, demasiada gente y demasiadas motocicletas. Algunas mezquitas, junto con los palacios del Gobierno, aspiran a ser el centro de las visitas turísticas, pero es el mercado del puerto, donde se amontonan los atunes y los cocos, el que se lleva la medalla al mérito de lugar más vibrante. En los resorts hoteleros se mueve el dinero del turismo, pero es en Malé donde los negocios echan humo.
Esta bien visitar Malé, ni que sea para constatar que no todo es turismo en las Maldivas, pero es recomendable marchar cuanto antes, para certificar que las playas de arena blanca, los cocoteros y los fondos de coral son un invento mucho más placentero que el caos mareante de una calurosa ciudad surgida en medio del Índico.





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