Cuando en 1972
inauguraron el puente de seis kilómetros que une la costa sueca con la isla de
Öland, los lugareños proclamaron que a partir de entonces nada sería lo mismo.
Y, sin embargo, a pesar de los muchos coches que el fin de semana llegan desde
la vecina ciudad de Kalmar, Öland sigue siendo una isla con personalidad. Me lo
cuenta, ante una maqueta de la isla, Christian, un ornitólogo alto y rubio, con
pinta de vikingo, que hace diecinueve años decidió irse de Estocolmo para
instalarse en esta isla que él considera “muy especial”.
¿Qué por qué es
especial Öland? Pues por el viento que no cesa, por las muchas aves que la
habitan, por sus faros y por las tumbas vikingas que aparecen de vez en cuando.
Las tumbas consisten en grandes rocas clavadas en el suelo, de tal modo que
algunas dibujan la forma de un barco. Faros, viento, barcos y tumbas vikingas…
No está mal para excitar la imaginación de cualquier escritor.
Johan Theorin (Gotemburgo,
1963) ha escrito cuatro novelas negras ambientadas en Öland. Ha partido de la
realidad de la isla, ha puesto unos asesinatos y un poco de misterio y ha conseguido
entrar en la elite de la novela negra sueca. Si quieren leer algún libro suyo, Tormenta de nieve o La hora de las sombras están bien y han sido publicados en
castellano por Mondadori.
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