jueves, 23 de octubre de 2014

En Bangkok, camino de Yunnan



De camino a Yunnan, una provincia china que hace tiempo que tenía en mente, paro en Bangkok. Es sólo una noche y medio día, suficiente para certificar una vez más que la capital tailandesa siempre consigue sorprender. En esta ocasión me instalo en el Anantara Sathorn, un hotel bien situado y bien equipado, en pleno centro, con espectaculares vistas sobre los rascacielos.
Desde el restaurante Zoom, situado en la planta 38, puedo comprobar hasta que punto Bangkok es una ciudad vibrante en la que cada segundo pasan un millón de cosas, con muchos lugares especiales para cenar o tomar unas copas.
De paseo por el centro, junto a los grandes almacenes MBK, me encuentro con una feria callejera de tatuadotes. Allí está la versión thai de los Ángeles del Infierno, unos tatuadores que se hacen llamar Fucking Friends y mucha gente que viste de negro y sonríe. Es otro Bangkok, otro de los muchos Bangkoks que se superponen en esta ciudad que nunca duerme.

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