La lluvia y la niebla se postulan
de entrada como el gran enemigo del viajero. Si la meteo anuncia lluvias, ya
sabes que el día se complica. Cegado el paisaje, y complicada la posibilidad excursiones a
pie (la mejor manera de conocer un país), todo parece irse al garete. En fin, un día
perdido… Y, sin embargo, hay lugares a los que la lluvia y la niebla les
sientan la mar de bien. Noruega, sin ir más lejos.
Navegar por un fiordo noruego,
con la lluvia difuminando el paisaje y la niebla ocultándolo en parte, es en el
fondo un placer. La cortina de agua, el juego de grises de la costa y
la aparición de la niebla ayudan a acrecentar el misterio y a imaginar un mundo aparte
en el que hasta es posible que existan trolls, elfos y otros seres ocultos.
Hace años que me gusta Noruega,
pero hasta hoy no he descubierto que también me gusta bajo la lluvia y con
niebla. Supongo que ayuda el hecho de que sólo cae una fina llovizna, y que
hace unos minutos me ha parecido intuir la presencia de un elfo... Todavía no lo
he visto, pero si continúa lloviendo no creo que tarde. O eso o agarro un buen resfriado. Pero todo tiene su premio: estoy seguro de que en
cuanto ves un elfo te transformas en vikingo y estás a tan sólo un paso de que te den
la nacionalidad noruega… O eso o te envían a una cura de desintoxicación.
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