Una de las cosas que más me llama
la atención en Nueva Zelanda son los buzones de las casas. Suelen ser del tipo
norteamericano, un medio cilindro para cartas y periódicos clavado en lo
alto de un palo frente a las casas. Sencillo, pero eficaz.
En las ciudades,
suelen llevarse los buzones de metal o de plástico, comprados por lo general en
grandes superficies, pero en los pueblos sigue viva la tradición de construirse
cada uno su propio buzón.
En
mi recorrido por el país he podido ver que es en los lugares calificados de
alternativos, donde vive una población bohemia o de tendencias artísticas,
donde la creatividad se nota más.
En Golden Bay, por ejemplo, o en Otago
Peninsula vale la pena caminar por las calles fijándose en los originales
buzones. Todo un descubrimiento que te lleva a añorar las cartas de asntes.
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